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Los miedos sexuales masculinos (III)

08-05-2019

 

Y siguiendo el hilo de lo descrito en el apartado anterior, encontraríamos el miedo a eyacular deprisa. Y como mejor manera podemos exponer un caso «típico de consulta». Juan es un joven de 23 años (aunque podría tener bastantes más) que desde hace 3 años sale con una chica. Llega a consulta con el autodiagnóstico bien definido: es eyaculador precoz, y siempre que han tenido relaciones sexuales él eyacula muy pronto y su pareja se queda a medias.

Esto ha acabado provocando tensiones y malos rollos, lo que Juan quiere evitar ya que se encuentra muy a gusto y enamorado de su pareja. Explica que solía tardar unos 5 minutos en eyacular, pero que con el tiempo y el aumento de las tensiones ha ido empeorando y ahora dura 1 o 2 minutos y a veces ni eso.

A partir de aquí, podemos empezar a explicar a Juan que eyacular pronto, en sí mismo, no es un problema. De hecho, todos los machos de todas las especies lo hacen porque biológicamente hablando es una ventaja adaptativa. Lo que pasa es que si las personas pretendemos conseguir otros objetivos de la sexualidad (placer, etc.) debemos entender que tal vez el coito como técnica central no será siempre la más adecuada.

En los hombres suele provocar una eyaculación rápida, y en las mujeres, no siempre es la mejor técnica para alcanzar el orgasmo. Por tanto será necesario concebir las relaciones sexuales de otra manera, con otra actitud, que piensen que la relación sexual tiene muchas más posibilidades, que ambos pueden alternar el rol activo y pasivo y no hay que seguir siempre el guión previsto.

Sin ir más lejos, después de su eyaculación, pueden seguir con la relación y él puede tener una segunda erección, lo que evitará que la rapidez eyaculatoria sea un verdadero obstáculo para conseguir lo que quieren.

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