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¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

03-09-2019

 

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

Todo cambia. El medio ambiente, el modelo económico, el sistema educativo, las relaciones de pareja, el ocio, el mercado laboral, las relaciones familiares. Todo.

El calentamiento global parece evidente, los bosques arden, cientos de refugiados intentan cruzar el Mediterráneo buscando una vida mejor.

Con este panorama mundial, me doy permiso para juzgar que las personas poco a poco nos vamos deshumanizado y nos estamos desconectado del planeta que nos proporciona los recursos y la vida.

En nuestro día a día vemos como el empleo de los jóvenes cada vez es más precario y el de los adultos cada vez más volátil. Muchas profesiones están desapareciendo, a la vez que están emergiendo nuevas maneras de ganarse la vida.

Y en las relaciones humanas, nos pasamos el día desconectados de nosotros mismos porque mantenemos la atención en la pantalla de nuestros móviles. 

Vivimos en tiempos de incertidumbre y cambios rápidos. Antiguos paradigmas han desaparecido, y algunos de los que pretendemos conservar ya no nos sirven para hacer frente a los retos del futuro. Y por si esto fuera poco, todavía no sabemos cuáles serán las nuevas normas que regirán nuestro día a día.

Y ante esta crisis y cambio constante, muchos de nosotros nos encontramos en estado de colapso y bloqueo.

Sí, muchos ya hemos tomado conciencia de que necesitamos un cambio en muchas áreas de nuestra vida. Y para remediarlo, seguimos aprendiendo como hemos hecho siempre, a través de la adquisición de información.  Tanta información recibimos, que estamos saturados. Asistimos a cursos y talleres, visualizamos vídeos, leemos artículos y libros, escuchamos audios ...

Sin embargo, y pese a todo este esfuerzo, nos damos cuenta que nos cuesta cambiar.

Notamos que hay algo que no funciona. Algo falta. Nos damos cuenta de que por mucha información que acumulemos, no se produce en nuestro interior el cambio significativo que quisiéramos.

¿Por qué?  ¿Qué está pasando?

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar? ¿Cuáles son los motivos por los cuales le tenemos tanto miedo al cambio?

Desde la Terapia Gestalt y el Coaching Ontológico tenemos muy claro que los motivos son, como mínimo, dos:

Porque cambiar significa huir de la comodidad donde estamos instalados, y ello supone conectarnos con el dolor.

Se trata del dolor que experimentamos en algún momento de nuestra infancia en nuestro entorno familiar y educativo, y del que decidimos protegernos desarrollando nuestras corazas y mecanismos neuróticos de evitación.

Es el dolor que hizo que renunciásemos a ser nosotros mismos.

Por ejemplo: si en la infancia viviste en un entorno hostil con una educación rígida, con continuas exigencias, donde te limitaron la creatividad, seguramente hayas desarrollado el hábito del control.

Por lo que hoy, para ti, deshacerte de este control supone un gran reto, porque afrontarlo te supone abrirte y dar vía a tu vulnerabilidad.

Ten en cuenta que:

"Aprendimos en función del patrón de ir al placer y huir de dolor"

 

Por lo tanto, no cambiar supone un beneficio mayor al que pensamos que tendríamos si cambiáramos. Y el beneficio es no tener que conectar con el dolor.

Y esto nos lleva a desistir de tomar las riendas de nuestra vida.

 

El segundo motivo por el que nos cuesta tanto cambiar es porque para hacerlo necesitamos experimentar y explorar nuevos dominios de aprendizaje muy desconocidos e incómodos para nosotros: el cuerpo, las emociones y la espiritualidad.

Te invito a reflexionar: ¿Cómo puedes ser flexible para abrirte a nuevos proyectos o nuevas relaciones si desde el cuerpo te encuentras rígido y cerrado? ¿Cómo puedes sostener grandes cambios si corporalmente te encuentras flojo y desarraigado? ¿Cómo puedes tener confianza en la vida si nunca has experimentado la confianza que te proporciona la ternura?

Hoy, nos damos cuenta, que aprender a través de sólo recibir información, ya no es suficiente.

La conclusión es que para poder introducir cambios efectivos y recurrentes en nuestra vida necesitamos conectar con nuestra esencia, tomando conciencia del dolor que estamos evitando, para luego sentirlo y trascenderlo. Y a partir de ahí, crear nuevas realidades en nuestra vida desarrollando nuevas maneras de aprender desde el lenguaje, cuerpo, emociones y espiritualidad.

 

Pere Berga

Coach Ontológico y Terapeuta Gestalt.

www.pereberga.com

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