¿Te ha pasado alguna vez que, ante un hecho que no puedes cambiar - o al menos juzgas que no puedes cambiar - decides adoptar una actitud de aceptación y sin embargo, pese a ello, no terminas de estar del todo satisfecho o satisfecha con esta decisión?
¿Cuál es la emoción que sientes con esta actitud de supuesta aceptación?
¿Es un estado de ánimo de paz y serenidad? ¿O más bien, sientes frustración e impotencia?
¿O quizás sientes rabia hacia ti, o hacia alguien que crees que ha provocado esta situación?
A veces te engañas a ti mismo o a ti misma y, cuando piensas que estás aceptando la situación, realmente lo que te pasa es que sientes resignación o, quizás, resentimiento.
Si ante un hecho que ha sucedido sientes paz y serenidad, te estás abriendo ante la aceptación real.
Si no, posiblemente seas prisionero o prisionera del resentimiento o la resignación.
Cuando rechazas algo que te sucedió y culpas o responsabilizas a algo o a alguien de un hecho que, de ninguna manera, ya no tiene remedio o no puedes cambiar, es cuando sientes resentimiento.
En este caso, lo mejor que puedes hacer para salir de este estado es dejar de resistirte a los hechos, aceptar que hay cosas que no se pueden cambiar y abrirte a la aceptación.
Pero.... ¿y la resignación?
Sientes resignación cuando rechazas un hecho o una situación en la que sí hay posibilidades de cambio, pero posiblemente las ignoras o no tienes el coraje, el empuje o los recursos para abordarlas.
Para salir de este estado de resignación y poder cambiar la situación que no te gusta necesitas pasar, primero, por el entusiasmo y la motivación, porque éstas serán las emociones que te impulsan a cambiar lo que no te gusta
Y te preguntarás. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo puedo conectar con esta motivación?
Sólo hay una manera: Convirtiéndote en observador de ti mismo o ti misma, de tus comportamientos, identificando y trascendiendo las emociones y el dolor, empoderándote con tu cuerpo, tomando consciencia de las creencias que te limitan y, partir de ahí, responsabilizarte, cambiar la manera de ser y hacer las cosas y pasar a la acción.
De hecho, todo se resume en averiguar en qué momento de tu vida renunciaste a tu autenticidad para ser visto, reconocido o querido por tu sistema familiar.
Recuerda que:
"En algún momento de tu vida, para huir del dolor o para buscar el placer, renunciando a ser tú mismo o tú misma"
Este viaje no es una tarea que puedas hacer solo o sola. Necesitas dejarte acompañar, abrir tu alma a un profesional, como por ejemplo un Coach o un Terapeuta, para que te acompañe en la tarea de mirar tu interior.
Porque para constituirte, para crecer como el ser maravilloso que eres, necesitas al otro.
Por favor, enmarca esta frase:
"Yo no puedo ser, si no es a través de ti. Yo me constituyo a través de ti "
Y para terminar, déjame preguntarte. ¿Estás llevando la vida que quieres? ¿Cómo lo estás viviendo? ¿Con aceptación o resignación? ¿Te dejas acompañar?
Pere Berga
Coach Ontológico, sistémico y Relacional.